Testimonios

Me permito incluir en esta sección algunos testimonios acerca de las sesiones de Respiración consciente-Rebirthing.


Mi experiencia Rebirthing

 

Renacimiento es un viaje.

Respirar es vivir, 

pero hubo mucho momentos pasados sin querer sentir la vida, quizá dolía...

 

Ayer, inconscientemente, bloqueé mi respiración que hoy recupero, conectada, acompañada de Ino y de su maternal abrazo.

 

Renacimiento es un paseo en el que visitar lugares no planificados que esperaban mi regreso. Y hoy, en esos lugares y en ese tiempo, integrar aquellos momentos y sus emociones con la confianza de que la vida me los trae,de nuevo, para sanarlos. 

 

Renacimiento es cambiar la "huida" por la "aceptación respirada" de una vida responsable. 

 

Renacimiento es reescribir mi historia para verla con los ojos de la gratitud y sentir y ver cómo renace la alegría, en rincones olvidada, y aceptar la vida nueva, esta vez para vivirla, conectada, respirándola. 

 

Renacimiento es vivir, ahora. 

 

Graciaas, Inocencia Teruel por tu maestría 

Consuelo Alcázar F-B

27 de mayo de 2018


Y ahora me voy a explayar porque me apetece , ea, ....así que déjame que te diga que eres un ser con un amor y una generosidad que me siguen desconcertando. En tu mirada y en tus palabras llegas a reflejar tanta luz y sabiduría, paz,  ese amor que digo,  en fin...que sin duda eres una bendición para el mundo y que no podías estar en otra labor que no fuera ésta, tan bendita y divina  como siento que es. No sólo con formación se puede ser buen renacedor. De eso estoy segura. Es un destino que no elige tanto uno. Es lo que creo cada vez más. Y de que tú estabas destinada a serlo, no lo creo. Estoy segura.

 

Un abrazo fuerteeee

Elvira

Pamplona, 13 de abril de 2014


SESIÓN DE RESPIRACIÓN

 

Me costó menos respirar bien. Sin esfuerzo. Sin que me doliera la garganta. Pronto empezó a ser muy placentero. Sentía un hormigueo por muchas partes del cuerpo: palmas de la mano, brazos, pies, piernas… Parecía que iba a levitar. Mi cuerpo no pesaba.

 

Empecé a ver con una claridad que nunca había visto. Vi qué bien estaba todo, cómo mi marido con su forma de ser, fue un gran regalo para mí. Él ha estado todo este tiempo a mi lado. Nunca ha dejado de quererme. Ha soportado todo: mis malos modos, mis depresiones… Estaba ahí para ayudarme en mi proceso. Todo tenía sentido. Toda mi vida. Sentía que todo mi camino me había llevado a ese momento de felicidad, de éxtasis. Sentía un enorme agradecimiento a la vida que me había dado esto. Sentía mucho amor por Noemí, me había hecho un regalo inmenso, mejor que ninguno.

 

Mi cuerpo se relajaba más y más. Me daban unas pequeñas convulsiones, pero yo me dejaba, tenía confianza porque sentía que me hacía bien. Particularmente en la cabeza, en la parte de atrás, donde se une al cuello, sentía una gran liberación. Perdía la rigidez. Sentía que todo mi cuerpo había soportado una tensión terrible y ahora se relajaba.

 

Todo mi cuerpo sentía el hormigueo. Un hormigueo placentero que me liberaba del peso y la rigidez, que me hacía sentir viva. También sentía que estaba sexualmente despierta.

 

Fue de tal calidad el momento que me di cuenta de que no importa cuántos años tengamos, algo que me estaba molestando especialmente, sino cómo los vivamos. En ese momento no importaba nada la edad.

 

Fui consciente de que había llegado a experimentar algo mágico que muchas personas se perderán. Me sentía inmensamente feliz y agradecida a la vida que había llevado. Todo estaba bien. Gracias al camino recorrido había buscado y había encontrado.

Me venían imágenes que hacían un recorrido y se iban. Todas tenían sentido. Todas me daban información. Me daban paz. Me hacían ver que no hay que pensar en los problemas, que todo está bien, me daban confianza en la vida. Nada de sujetar, no podemos, hay que dejar fluir.

 

Sentía el amor de los míos. Sobre todo de mi marido, incondicional. Y yo sentía que los quería y todo estaba bien. Vivir está bien. Hay que dejarse llevar. No podemos controlar nada con el pensamiento. Vivir el momento. Gozar.

 

Noemí: esto es lo que recuerdo de la sesión de ayer. Te estoy profundamente agradecida. Nunca pensé que esto existía.

 

Un fuerte abrazo,

E.

Pamplona, 21 de marzo 2014

 

SOBRE EL PROCESO, EL TRABAJO DE PSICOLOGÍA ESPIRITUAL Y EL GRUPO DE APOYO

 

Las emociones fueron cambiando mientras escribía mi primera carta. Mi estado anímico estaba siendo muy triste, apagado, falto de confianza ,y en el papel saqué todos los insultos y reproches. Y cada vez aumentaba mi malestar físico y anímico. Saqué el asco, el odio, la rabia… pero al ir escribiendo recordaba situaciones vividas como si me estuvieran pasando. Reviví y me vi ahí en cada insulto y odio, rabia y afirmando la cobardía de mi padre.

 

La primera carta no la quemé hasta haber escrito la segunda. Era como que me sentía más liberada y mis emociones cambiaron porque pude sentir el sufrimiento de mi padre, de lo duro que había sido su niñez arrebatada y destruida. Sentí empatía con él y me di cuenta de lo fuerte que había sido. Que era un superviviente y pude sentir su sufrimiento.

 

Yo no quiero seguir en este círculo de supervivientes, miedos, depresiones, ni castigos. Quiero cerrar de una vez por todas esta espiral infernal ..."ya basta"".¿Cómo haré para desgrabar de mi mente, de mis células todos estos recuerdos ,esa manera de ver la vida? Lo mejor es cortar totalmente pero ¿Cómo? Trabajando, respirando y repitiendo mis afirmaciones hasta que sean como "el padre nuestro" hasta que entren en mi cuerpo. Respirando, escribiéndolas mil veces. Confío en que de esta forma irán perdiendo poder, borrando ese casete tan metido en mí, y cada vez que sienta que me comporto como en el pasado respiraré y volveré a repetir mis afirmaciones, meditando, respirando, confiando en que es posible lograrlo.

 

Yo tomo la decisión, y confío en tener la constancia, la perseverancia y disciplina, y el amor para darme cuenta antes de volver al viejo hábito.

 

Pido a la divinidad y a mis guías del alma que me acompañen y me den luz cuando caiga en ese hábito. Confío que puedo hacerlo desaparecer, ir disolviéndolo, vaciando, borrando ese casete para volver a grabar lo contrario arriba de lo antiguo. Pido fuerza y amor, para que cuando aparezca nuevamente tenga la luminosidad suficiente para poder cambiar mi chip.

 

El camino ha comenzado y no hay vuelta atrás. Adiós, castigos, autoengaños....pido tener la voluntad de hierro y ver que todo eso que escribo es posible. Escuchando mi cuerpo, observando, aceptando, respirando, meditando. Todas las herramientas que tengo y confiar, aceptar lo bueno y lo no tan bueno.

 

También apoyándome en mi familia espiritual, “los necesito", nos necesitamos. Confío en cultivar esa familia y animarme, abrirme, sin miedo, sin llorar, confiar que todo va a cambiar. Yo V. creo y confío, en que mi decisión es: alejarme muy lejos de este círculo que ha sido mi vida, pero soy consciente de que cambiar radicalmente mi comportamiento, mi forma de ver la vida no puedo hacerlo sola. Necesito seres luminosos que estén luchando por el cambio, mi familia espiritual. Me ayudaría estar todos los días haciendo algo juntos, ayudándonos, escuchándonos, compartiendo algo para que mi mente no vuelva a sus viejos hábitos.

 

Pido, confío que esa es la manera de salir adelante.

V.

4 de abril de 2014