Permitirse la Plenitud

Un compartir de Mentxu Alberro

Hoooola, Noemí. Por fin saco un ratico para sentarme a compartir contigo lo que he ido "descubriendo" esta semana. A raíz de la carta 32, Permitirse la plenitud, que me salió el miércoles por la mañana después de hacer la meditación de los chakras, empecé a tomar más consciencia de con qué facilidad tiendo a instalarme en la carencia. Me creo y me vivo a mi misma como una persona necesitada: de amor, de cariño, de aprobación, de visibilidad, de valoración... Me pongo esas gafas y soy incapaz de ver otra cosa que no sea ese vacío interior esperando a ser llenado de alguna manera, esa presencia esperando a ser reconocida. Y sé que cuando estoy ahí, esperando, no soy feliz. Esa gafas, que me convierten en víctima, no me sientan bien, y la frustración es uno de sus mayores efectos secundarios,  que luego da paso al dolor, la soledad, la desgana, el vacío. Sin embargo, vuelvo una y otra vez a ponérmelas. Es como una adicción. Y, al igual que muchos adictos, cuando todo se pone muy chungo quiero salir de ahí; pero cuando las aguas vuelven a calmarse resulta difícil resistirse a la tentación y vuelvo a caer. Y como si esto fuera una reunión de Alcohólicos Anónimos, me presento y digo: hola, me llamo Mentxu, y soy adicta a vivir creyéndome necesitada. Cuando leí la carta comprendí

 

Cuando leí la carta reconocí claramente que esas gafas son el instrumento con el que mi mente construye esa realidad virtual, pero que no es mi verdad. Se me estaba diciendo que tengo dentro de mí todo lo que necesito y que mi servicio a este mundo no consiste en esperar a que me den para sentirme plena sino en reconocer y disfrutar de todo lo bueno que ya existe dentro de mí, para después dejarlo fluir hacia los demás. Y cuando comparé ambos mundos, pude ver fácilmente en cuál de los dos vivo más feliz. Pero... ¡cómo me gustan los "peros", eh?! Son tan adictivos como las gafas... Así que no voy a utilizarlo esta vez y voy a intentar decir lo que viene a continuación de otra manera menos contrapuesta. Hay una enorme lucha entre el mundo que mi mente se empeña en construir y mantener y el mundo que mi corazón está llamado a edificar.  Cuando la mente ve que pierde terreno ante el corazón se rebela y trata, como sea, de imponerse. Y está en mi mano decidir en qué mundo quiero vivir, a quién quiero dar más terreno para edificar, quién quiero que sea el arquitecto de mi urbanización vital.

 

Éste ha sido el resumen de lo que esta semana se ha estado cocinando en mi restaurante vital. Gracias por estar ahí para compartir mi menú. Acabo de darme cuenta que si no lo he hecho antes puede que en realidad no haya sido porque no tuviera tiempo, sino porque esa parte de mi que va sintiendo cómo pierde terreno se resistía sutilmente a admitirlo abiertamente. Un beso enorme. Te quiero mucho 😘

Consulta el Tarot de los Mensajes gratis online